Cuando se inicia una relación, las experiencias previas aprendidas por ella o por él generan desencuentros que pueden producir futuros episodios de violencia en la pareja.

La violencia se pinta de amor
Los estereotipos que fomentan la desigualdad contribuyen a justificar la violencia y las actitudes agresivas en las parejas. | Fuente: www.shutterstock.com

Estas experiencias previas y aprendizajes tienen que ver con lo que se conoce como estereotipos de género, que se transmiten en la familia, la escuela, la calle, el trabajo, los medios de comunicación, etc. La presión de grupo también juega un papel importante en la manera de actuar y de comportarse de los miembros de la pareja, condicionando su pensamiento y comportamiento para que se adecue a lo que la sociedad considera como correcto, o digamos el comportamiento “ideal” que debería tener, tanto el hombre como la mujer, en nuestra sociedad.

La presión de grupo también juega un papel importante en la manera de actuar y de comportarse de la persona.
La presión de grupo también juega un papel importante en la manera de actuar y de comportarse de la persona. | Fuente: www.shutterstock.com

¿Cuáles son los estereotipos de género en cuanto a la relación de pareja?

Los estereotipos de género asumen que en una relación de pareja las mujeres “deben ser” sensibles, cariñosas, fieles y comprometidos con la relación. Es decir, personas sentimentales, dulces y dependientes que requieren de la protección de un hombre. Y así lo refuerzan las frases y dichos populares como aquel de que las mujeres siempre están a la espera de un “príncipe azul” que pueda rescatarlas y prometerles el amor eterno.  

En tanto que a los hombres en una relación de pareja se les otorga un rol mucho más activo, los que están obligados por la sociedad a mostrar iniciativa, a ser quienes den el primer paso, a ser más independientes. Además, consideran que como parte de su masculinidad y virilidad, no pueden perdonar las infidelidades y deben responder con más agresividad a los celos o a las posibles traiciones. Ellos necesitan tener “su espacio”, es decir, un tiempo para dedicarlo a sus amigos y a sus aficiones. Ellos disponen de mayor libertad y autonomía, “deben” poseer y mandar en la relación.

Todo ello es fruto de lo que se aprendió en la familia. En ella, las mujeres son educadas para cumplir un rol más doméstico. Las niñas y jóvenes son educadas para servir a los hombres de la familia, reciben una distinta educación que sus pares varones: hermanos, primos, etc., lo que limita sus posibilidades de desarrollo y de vivir de manera autónoma e independiente. Mientras que a los hombres se les enseña a reproducir modelos de masculinidad hegemónica, asociados al ser macho dominante, controlador y conquistador.

Las desigualdades entre hombres y mujeres comienzan desde la infancia.
Las desigualdades entre hombres y mujeres comienzan desde la infancia. | Fuente: www.shutterstock.com

Las desigualdades entre hombres y mujeres comienzan desde la infancia, y se acentúan con el tiempo. Por ello, es importante conocer qué piensa nuestra pareja sobre los estereotipos de género, así como compartir el día a día, que es también otra forma de conocer cómo ha sido educado y formado en el hogar.

Está demostrado que estos estereotipos que fomentan la desigualdad, contribuyen quieran o no, a justificar la violencia y las actitudes agresivas que se dan muchas veces en las relaciones de pareja.   

Si tienes dudas sobre el estado de tu relación ingresa al toxímetro o al Chat 100, allí recibirás la orientación de un especialista del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables.  

Estas y otras informaciones las compartimos en el marco de la campaña “La violencia se pinta de amor. ¡Date cuenta!”, por el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) y Radio Corazón. Para más información visita www.laviolenciasepintadeamor.com