Él no es tonto, ni enfermito, él es autista y es mi hermano.

Angie Palomino
Él no es tonto, ni enfermito, él es autista y es mi hermano. | Fuente: Angie Palomino

Han pasado 25 años desde que tus dulces ojos se cruzaron con los míos por primera vez y jamás imaginé que mi amor crecería tanto, al punto de emocionarme simplemente cuando menciono tu mágico nombre: Piero!

Tú  llegaste al mundo cuando yo tenía 10 años y era complicado entenderte, mientras yo te amaba más y te quería repletar de besos y caricias, tú mirabas al vacío e ignorabas mis muestras de cariño. De pronto un día, sentí que me amabas pero que tu autismo no te permitía expresar lo importante que era yo en tu vida. Empecé amar tus fríos abrazos que para mí se convirtieron en regalos eternos; Descubrí  la creatividad como una herramienta invaluable para crear cuentos extraños y únicos que lograran llamar tu atención con sonidos raros y personajes complejos que solo existen en tu mente y en la mía; Te enseñé a decir: “Te amo”, “Soy tu gordito lindo”, “Dime: ¿Quién es tu muñequito?” y cientos de frases graciosas que forman parte de nuestro lenguaje de amor.

Cuando salgo contigo de la mano, la gente me mira extrañamente, a ti nunca te ha preocupado que las personas susurren que "Eres raro" "Tonto" o "Enfermito", para mí sigue siendo cruel escuchar que hablen así de ti, un ser con una nobleza eterna. Si ellos conocieran un poquito de tu esencia, se enamorarían de tu alma, de tu caminar gracioso y de esa infinita sonrisa que ha logrado obsequiarme paz en mis días más turbulentos.

Al comienzo no podía soportar que llamaran así a un hombre que tiene un enorme propósito en la vida. Piero nunca habla mal de nadie, jamás te diría algo que no siente y mucho menos, intentaría perjudicarte porque su alma es limpia. Por eso creo que es injusto que lo traten mal cuando él solo le ha traído amor a este mundo, pero he aprendido con el tiempo a entender que esas personas piensan así porque no tienen la bendición que yo tengo, tenerte a mi lado y aprender día a día de tu noble corazón.

Yo no sería la mujer que soy si tú no hubieras sido mi maestro de vida, me complace formar parte de tu propósito. En este fecha tan especial en la cual celebramos "El día del autismo" a nivel mundial siento que no me alcanzaría el aliento y la vida entera para agradecerte las lecciones que me has dado a veces sin decirme nada, otras solo actuando raramente y en incontables ocasiones simplemente existiendo. Te amo y mientras yo viva, seré tu voz e intentaré hacer de nuestro mundo, un mundo parecido a ti donde existe más nobleza, inocencia y gratitud.

Por: Angie Palomino