Nelson Mandela dedicó su vida al servicio de la humanidad trabajando por la paz y como primer presidente elegido democráticamente de una Sudáfrica libre.

Frases de Nelson Mandela
Frases de Nelson Mandela

Durante 67 años Nelson Mandela dedicó su vida al servicio de la humanidad, como abogado defensor de los derechos humanos, como preso de conciencia, trabajando por la paz y como primer presidente elegido democráticamente de una Sudáfrica libre.

En noviembre de 2009, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 18 de julio «Día Internacional de Nelson Mandela» en reconocimiento de la contribución aportada por el ex Presidente de Sudáfrica a la cultura de la paz y la libertad.

Frases:

No hay nada como volver a un lugar que parece no haber cambiado para descubrir en qué cosas has cambiado tú mismo.

Me gustan los amigos que tienen pensamientos independientes, porque suelen hacerte ver los problemas desde todos los ángulos.

El arma más potente no es la violencia sino hablar con la gente.

El perdón libera el alma, elimina el miedo. Por eso es una herramienta tan poderosa.

Si quieres hacer las paces con tu enemigo, tienes que trabajar con él, entonces se vuelve tu compañero.

Aprendí que el coraje no es la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es quien no siente miedo, sino quien conquista ese miedo.

No me juzgues por mis éxitos, júzgame por las veces que me caí y volví a levantarme.

Nunca pienso en el tiempo que he perdido. Lo que yo hago es desarrollar un programa que ya está ahí, que está trazado para mí.

Lo que cuenta en la vida no es el mero hecho de haber vivido. Son los cambios que hemos provocado en las vidas de los demás lo que determina el significado de la nuestra.

Una buena cabeza y un buen corazón son siempre una combinación formidable.

Una de las cosas más difíciles no es cambiar la sociedad sino cambiarse a uno mismo.

Si hay que decepcionar a alguien, cuanto antes mejor.

La maldad es algo que las circunstancias, el entorno o la educación inculcan o enseñan a los hombres; no es innata.

Cuando el agua ha empezado a hervir, apagar el fuego ya no sirve de nada.

La gente tiene que aprender a odiar, y si ellos pueden aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar, el amor llega más naturalmente al corazón humano que su contrario.

Siempre parece imposible hasta que se hace.

La mayor gloria en la vida no consiste en no caer, sino en levantarnos cada vez que caemos.