Terminar con una relación, ¡nunca es cosa fácil! Se necesita mucha autodeterminación, madurez, estabilidad emocional, paz y, sobre todo, recordar 4 aspectos básicos de los que muchas veces nos olvidamos:

PASO #1

Nadie cambia por nada ni nadie más que sí mismo.

Si ya habías notado a tu ahora ex más extraño de lo normal, no es tu culpa. ¡Deja de pensar que pudiste haber hecho algo al respecto para evitar su actitud!

Algunas mujeres, aunque es algo machista, creen que es su culpa haber “perdido” al “hombre de su vida,” sin analizar que, finalmente, fue él quien decidió irse. No por ti, sino por él mismo. 

PASO #2

No hay manera de regresar el tiempo ni volver al pasado.

El segundo error que más cometemos en una ruptura, es recurrir a la más cruel de las autotorturas: recordar todos y cada uno de los momentos felices. Aun aquellas cosas simples que en su momento dejaste pasar, ahora las tienes presentes como el más vívido recuerdo de tu memoria.

PASO #3

Tu ex tiene razón.

Algunos exes optan por todos los derivados de un argumento que a las mujeres nos parece algo irritante, ya que es una vil excusa, pero está plagada de razón: “Esto no es suficiente para ti.” “No soy el novio que esperas.” “Esto lo hago por los dos.”

Sí, tu ex tiene razón: la relación ya no es lo que esperas; tu ex tiene razón: él no es el hombre que buscas para mantener a tu lado; tu ex tiene razón: lo hace por los dos, porque sólo él puede ser tan poco constante como para no seguirlo intentando.

PASO #4

Imagina que se quedan juntos para siempre.

Así es, pensemos que tanto drama y pelea tuvo algún sentido; pensemos que finalmente volvieron (una vez más) a estar juntos. Pensemos que así será de ahora en adelante: siempre vuelven. No importan los celos, la monotonía y/o discusión, ¡ustedes vuelven!

Imaginemos el escenario a 5 años de ahora. ¡Vaya! Ya son toda una pereja de adultos. Imaginemos ahora que acaban “juntos para siempre.” El verdadero cliché. Ya que vuelven cada vez que rompen, es imposible que la relación se acabe. Pero eso no necesariamente significa que el amor también les dura eternamente.

Para estas alturas, quizá ya formen una familia. Imagina: pelear cada tarde porque él se siente miserable en su trabajo de oficina y tú, a su lado. Imagina el ejemplo que le darán a sus hijos. Imagina la clase de matrimonio al que aspirarán tus hijas: uno en el que la “chispa” se ha extinguido desde hacía ya mucho rato, en lugar de uno en el que se sienta bien y correcta con su pareja.