Las bodas de verano son pura alegría, color y frescura. Una época ideal para que los novios celebren su amor y, de paso, para que las invitadas se luzcan con los modelos más estilosos de la temporada.

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El amarillo, brillante y optimista, combina perfecto con las pieles bronceadas, por lo que se ha convertido en uno de los favoritos de la estación. Asimismo, colores como el rosa coral, el naranja, el verde manzana, el lila y el plateado, cada vez son más elegidos para ser llevados en matrimonios de verano.

Respecto a las telas, lo mejor será optar por tejidos finos, ligeros, con amplia caída y con mucho movimiento, de modo que puedas disfrutar del evento con total libertad. El tul, la seda y la gasa cumplen perfectamente con el requisito anterior. Por el contrario, se recomienda desechar algunos materiales como el raso, ya que podría ceñirse demasiado al cuerpo y generar sensación de agobio.

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Y ya que lo más cómodo será elegir diseños sin mangas, los vestidos de corte griego y tipo A lucirán perfectos en una boda de noche. En un elace de día, en tanto, la elección más acertada será un vestido corto, ya sea con aplicaciones en pedrería, plumas o encaje.

En cuanto al color, los tonos oscuros atraerán más el calor. Sin embargo, eso no significa que no deban usarse, ya que todo dependerá de cómo lo combines. De hecho, un vestido negro o gris no sólo te aportará elegancia y glamour, sino que además será el mejor aliado si se trata de disimular ese par de kilos extra. De cualquier forma, los colores por excelencia para las bodas de verano son los tonos pasteles, así como la gama de los cremas y los tonos piel. También un estampado con flores te lucirá espectacular.