En la misma casa en la que Hitchcock y Grace Kelly rodaron ‘Atrapa un ladrón’, la marca Chopard organizó su gran fiesta anual con un concierto de Enrique Iglesias.

De negro, con antifaz y diamantes. Ese era el dress code de la noche de este viernes y lo poco que se sabía de una velada misteriosa en una villa en las colinas de la Costa Azul. Secret Party era, de hecho, el título de la gran fiesta que Chopard organiza cada año y se convierte en uno de los mayores eventos celebrados durante el Festival de Cannes.

El lugar era secreto, el invitado estrella era secreto y solo se podía acceder a la fiesta en los coches oficiales de Chopard, a los que esperaban por igual invitados anónimos y celebrities, como Gala González y su troupe. Todo aquel que hubiera recibido una invitación para el evento ya era VIP. Esa era la idea.

A la cena le siguió el ya clásico desfile de modelos con joyas de la colección Red Carpet que Chopard crea cada año para que actrices y modelos las luzcan durante el Festival. La relación entre la marca de alta joyería y Cannes es ya de más de 20 años, no solo es uno de los principales patrocinadores, sino creadora del símbolo del gran premio del certamen, la Palma de Oro, que este año tiene como novedad la inclusión de mini Palmas para todos los premiados.

En una pasarela sobre una piscina infinita en el jardín de la casa, el desfile se convirtió este año en un reencuentro de Ángeles de Victoria: Irina Shayk, Joan Smalls, Sara Sampaio, Stella Maxwell, Sui He, Izabel Goulart, Ming Xi y Jasmine Tookes combinaron sus vestidos de Elie Saab y zapatos de Altuzarra con las exclusivas piezas de la marca suiza.

Terminado el desfile, empezaba oficialmente la fiesta en la gran carpa de luces verdes y moradas montada en el jardín de la casa que en 1955 pisaron Grace Kelly y Cary Grant a las órdenes de Hitchcock.