6 cosas increíbles que pasan en tu cuerpo cuando entrenas con kettlebells
Un gran invento, las kettlebells son un ejercicio de pesas que a la vez es aeróbico, de agilidad y de coordinación.
Las kettlebells o pesas rusas están de moda, y cada vez se ven más en los gimnasios y en los entrenamientos de los atletas y famosos.
La ventaja de las kettlebells respecto a las mancuernas tradicionales es que su centro de gravedad es externo a la mano, lo que permite ejercicios balísticos, como balanceos y arrancadas. También hace que el peso sea más difícil de controlar, pero por eso es tan efectivo.
1. Las kettlebells consiguen una tonificación muscular completa, ya que con ellas se pueden trabajar tanto los grupos musculares como los músculos estabilizadores, mucho más difíciles de ejercitar con los ejercicios tradicionales de levantamiento de pesas.
2. Ayuda a desarrollar la fuerza funcional y la resistencia tanto física como mental, puesto que las tandas de ejercicios también están pensadas para ejercitar el cuerpo para las tareas diarias. El esfuerzo con los kettlebells no sólo se queda en la sala del gimnasio.
3. Son buenas para ayudar a combatir el estrés y la ansiedad. Además, normalmente las clases son en grupo, por lo que contribuye también a la socialización.
4. Pueden mejorar la postura corporal, ya que, para hacer bien los ejercicios, el monitor especializado estará bien atento a que los participantes hagan los movimientos de manera correcta para no producir una lesión.
5. Con las pesas rusas también se trabaja las articulaciones, la flexibilidad y el buen tono corporal general.
6. Aunque el levantamiento de pesas es un ejercicio anaeróbico y, por lo tanto, no es la primera opción en un programa de entrenamiento cuyo principal objetivo sea el adelgazamiento, este tipo de ejercicio ayuda a mejorar la masa muscular y, con ello, acelera el metabolismo, puesto que los músculos necesitan bastante energía para funcionar. Así, a la larga, es más fácil mantener la línea, aunque hay que tener en cuenta que los músculos pesan más que la grasa, por lo que muchas personas se asustan al subir a la báscula y ver que no han perdido peso (aunque sí grasa).