10 secretos para perder peso y no morir en el intento
Bajar de peso es uno de esos objetivos que la gente abandona antes de lo que debería.
No importa la razón. Por sobrepeso, porque te lo exige una condición de salud o, incluso, porque se acercan las vacaciones y quieres tener un abdomen plano. Todos nos hemos propuesto alguna vez el mismo objetivo: bajar de peso.
La cosa es que no es tan fácil como parece. Disminuir los centímetros de la cintura es una meta que involucra de todo un poco: dieta, ejercicio y, aunque no lo creas, mucha psicología también.
Como explican Johana Delgado, psicóloga del programa Nutrición Virtual y Juliana Rosales, líder Wellness de Bodytech, “el cambio debe venir desde adentro. De nada sirve exigirse físicamente si nuestro cuerpo y mente no están preparados para los cambios, por lo que es importante realizar un trabajo interdisciplinario con médicos, psicólogos, nutricionistas y fisioterapeutas”.
Entonces, ¿cuáles son las claves para lograr el cambio exitosamente y, lo más importante, mantenerlo? ¿Qué tipo de pautas físicas y emocionales deben seguirse? A continuación, te damos algunas recomendaciones que nos comparten las especialistas para lograrlo:
Tomar la decisión concienzudamente: Este es el paso más difícil y el más importante. Una vez decidas que tu objetivo es bajar de peso, lo siguiente es comprometerse con los cambios y hacer lo necesario para alcanzar tu propósito. En este punto no hay ‘pero’ que valga.
Fijarse una meta clara y realista: Un error frecuente es ponerse metas inalcanzables, como por ejemplo perder ocho kilos en un mes. Bajar de peso es un proceso que debe hacerse pausadamente, sin afanes y sin presiones. Es fundamental, en términos psicológicos, ser realista, y fijarte pequeños logros que puedas cumplir y celebrar. También es clave trabajar en la autoestima: no se trata de alcanzar un peso por cómo te vean los demás, sino de cumplir una meta que contribuya a tu salud y satisfacción personal.
Decirle adiós a viejas costumbres: Romper el ciclo no es tarea sencilla. Requiere de mucha disciplina y, cuando se trata de nutrición, es particularmente difícil controlar circunstancias externas como los antojos, los horarios de trabajo, el tráfico y hasta los eventos sociales. No se trata de realizar cambios abruptos de la noche a la mañana, sino más bien de encontrar opciones intermedias que, poco a poco, te lleven a alcanzar tu objetivo.
A mover el esqueleto: La pérdida de peso no solo se logra en la alimentación. La nutrición y entrenamiento son un binomio indisoluble. Hay que alimentarse conscientemente, por supuesto, pero también hay que hacer ejercicio teniendo en mente un objetivo físico claro, ya sea perder grasa o tonificar.
Dar un paso a la vez: La frustración y las ganas de ‘retirarse’ a mitad del camino son frecuentes. Todo lo que conlleva un cambio o un gran esfuerzo causa miedo en la mayoría de seres humanos y, por eso, lo más fácil a veces es simplemente decir “no”. Hay que revisar a fondo qué es lo que realmente te causa frustración, miedo o inconformidad y aprender a lidiar con esos sentimientos y no ceder ante ellos.
Involucrar a la familia: Nada mejor que compartir las metas con tus familiares y amigos más cercanos para que te ayuden a cumplirlas. Está comprobado: el trabajo en equipo mejora y hace más rápidos los resultados de cualquier proyecto de vida.
Buscar el acompañamiento de un profesional: Ser guiado, simultáneamente, por un nutricionista y un psicólogo es lo ideal. De esta forma es posible manejar la parte de la alimentación y, al mismo tiempo, aprender a controlar las emociones. Ambos son factores determinantes en la creación y transformación de los hábitos.
Aprender a controlar la ansiedad: Carece de todo sentido llevar una vida llena de prohibiciones. Justamente es ahí donde radica el inconformismo, la frustración, la deserción, la depresión y otros trastornos que pueden llegar a derivarse de un proceso de pérdida de peso que resulta estresante para muchos. Hay que darse gustos para estar bien. La palabra mágica es: balance. Tener control de las porciones, ser consciente de los antojos y disfrutarlos tranquilamente, de vez en cuando.
Cambiar la mentalidad: Perder peso no solo implica mejorar hábitos alimenticios, también es necesario eliminar esquemas mentales que obstaculizan tus esfuerzos. Muchas veces, la falta o el exceso de apetito y la pereza de hacer ejercicio tienen mucho que ver con tu estado de ánimo. Es fundamental acompañar el proceso de pérdida de peso con una orientación psicológica que ayude a mantener el equilibrio emocional, para que ese bienestar interior se vea reflejado en la tranquilidad y la fortaleza con la que lograrás, poco a poco, tus metas físicas.
Mantenerse: No basta solo con lograr el objetivo. El último reto —y además, un objetivo permanente, sin fecha de caducidad— es mantenerlo. Por eso, no se trata de llegar al número deseado y luego ‘tirar la toalla’. Lo enriquecedor del proceso debe ser sentirse cómodo con los nuevos hábitos aprendidos. Todo puede cambiarse desde que tú decidas hacerlo. Es importante conservar la motivación que te llevó a conseguir esa meta y nunca perder de vista el gran esfuerzo que hiciste para llegar a ella.