Tener un sentido del humor "masculino" puede ser un problema a veces.

6 cosas que te pasan cuando eres una mujer con sentido de humor de hombre
6 cosas que te pasan cuando eres una mujer con sentido de humor de hombre

1. No importa cuánto se ría tu novio contigo, en su casa quiere que te calles. Te adora y ama tu sentido del humor y le encanta esto de ti por sobretodas las cosas, pero sabe que muchas veces puede ser incomprensible para el resto, por lo que siempre te pide que frente a su familia te controles.

2. Tu madre ruega porque cambies. Ella no entiende cómo pueden salir de tu boca tantas "vulgaridades" o como puedes encontrar graciosas escenas que por lo general son vergonzosas. Si estás soltera te dice cosas como "si no cambias ningún hombre se fijará en ti", lo que, claramente te tiene muy sin cuidado.

3. Lo mejor que te puede pasar es encontrarte con alguien de “tu tipo”. Tienes un humor negro, sarcástico y sobre todo, le ves el doble sentido a absolutamente todo lo que escuchas. Casi nunca se entienden tus bromas, por lo que encontrar a una amiga que se ría contigo al mismo nivel es casi milagroso.

4. Te preocupa la primera impresión que das. Sabes que a no todos les sienta bien tu humor, por eso, cuando conoces a alguien a veces lamentablemente debes preocuparte por no ser demasiado tú. Tratas de contenerte, pero inevitablemente te sale una que otra broma vulgar, y luego solo sobre piensas las cosas diciéndote: ¿habré incomodado a alguien? No es que dudar sea algo tuyo, pero no quieres limitar la libertad de nadie.

5. La gente te considera más segura de lo que eres. Te suele importar muy poco lo que piensa la gente de ti, eres atrevida y segura, pero esto a veces solo oculta tus debilidades, usas tu sentido del humor como mecanismo de defensa ante el mundo.

6. La gente te pide que te comportes, pero cuando lo haces se enojan porque no estás siendo tú misma. De verdad no puedes entender a las personas. Primero te retan porque estás yendo demasiado lejos diciendo cosas fuera de lugar, así que, con todo el esfuerzo del mundo te callas. Y cuando por fin lo has logrado, sale alguien diciéndote “¿te pasa algo?, deja de fingir, no estás siendo tú”. A veces te dan ganas de matarlos.