Aprendamos a valorar el silencio como un tesoro, como un arte que cultivar cada día.

El hermoso arte de disfrutar del silencio
El hermoso arte de disfrutar del silencio | Fuente: Tumblr

El silencio. Si te detienes un momento a pensarlo, te darás cuenta de que es una dimensión que no abunda demasiado en nuestras vidas. Estamos acostumbrados al rumor de las ciudades, del tráfico, a las conversaciones interminables, a esa televisión que no apagamos en todo el día e, incluso, al sonido de nuestras propias preocupaciones que casi nunca encuentran descanso.

El silencio es un valor y una necesidad. Hablemos hoy sobre ello para tenerlo en cuenta, para descubrir que el silencio es, a veces, un refugio de paz al que deberíamos acudir más a menudo.

Seguro que te ha ocurrido en alguna ocasión. Hay personas que en cuanto notan que surge un silencio en medio de una conversación, se encuentran incómodos y acaban diciendo lo primero que les viene a la cabeza. ¿Por qué nos incomodan los silencios? 

En ocasiones, hacemos un mal uso de las palabras consiguiendo que pierdan su auténtico valor. Hablar es comunicar con sinceridad e integridad, y los silencios, aunque te sorprenda, pueden ser en ocasiones signo de cariño y de intimidad. Cuando dos personas se encuentran a gusto con sus silencios, establecen un símbolo de unión, ahí donde no hace falta ningún artificio. Sólo la intimidad mutua.

Debes tener en cuenta otro aspecto importante: Estar callado no es estar en silencio. Uno puede estar callado y tener a su alrededor una aglomeración de personas, tráfico, música… Es lo que llamamos ruido externo, pero también existe el ruido interno. ¿Sabes a qué nos referimos cuando hablamos de ruido interno? A nuestras preocupaciones, a esa voz interior que a veces nos juzga y nos oprime llenándonos de ansiedad. El verdadero silencio, el auténtico, debe estar libre de estas dos dimensiones.

Ahora ya sabes que estar en silencio no es únicamente estar callado. Permanecer en silencio supone establecer una auténtica armonía con nuestro exterior y nuestro interior.

Una vez encuentres esa unión con el exterior y tu interior, relájate y no dejes que vuelvan esas voces interiores que te angustian o te llenan de estrés. Apágalas. Permite que te envuelva el silencio para escuchar tu verdadero ser. Es entonces cuando podremos reflexionar con tranquilidad sobre nuestro momento actual; sobre lo que eres y lo que deseas. El silencio es armonía, calma y un modo de entrar en contacto con nuestro niño interior.