Historia de amor detrás de la nadadora húngara Katinka Hosszú y su entrenador
La nadadora húngara Katinka Hosszú se quedó con el oro y el récord mundial de los 400 metros combinados en Río 2016. Su entrenador es, además, su esposo.
La nadadora húngara Katinka Hosszú, triple campeona olímpica en Río de Janeiro, se convirtió en una heroína en su país y dio tal baño de oro al equipo centroeuropeo que está situado tercero en el medallero.
La húngara de 27 años se unió a la selecta lista de nadadoras que lograron tres medallas de oro en pruebas individuales en unos juegos: la australianaShane Gould, la estadunidense Janet Evans, la alemana Kornelia Ender y la holandesa Inge de Bruijn.
La herencia familiar de la natación viene de su abuelo, László Bakos, que fue su entrenador en los inicios de su carrera como deportista y su primer campeonato nacional de su categoría lo ganó en 2003, con 14 años.
La "dama de hierro", como se llama ella misma por su capacidad para participar en numerosas pruebas y competiciones, es actualmente la deportista más popular en Hungría.
Tras una fase eliminatoria fantástica, donde quedó a 15 centésimas de quebrar el récord del mundo, se impuso en la final de los 400 metros combinados. Al costado de la piscina, estuvo su marido. No alentándola desde la grada, sino dándole indicaciones.
Su historia de amor tuvo un giro particular luego de Londres 2012, un evento bisagra en la vida deportiva de Katinka. Llegó preparada para ganar el oro en los 400 metros pero se topó con la china Shiwen Ye, que con 16 años se quedó con la gloria. Hosszu fue cuarta. Se marchó de la capital británica muy decepcionada.
A los pocos meses, le preguntó a Shane Tusup, su novio, si quería ser su entrenador. Era un pedido que no podía rechazar, aún sabiendo por dentro que no sería un vínculo sencillo de sostener. En las piscinas, debía ser exigente al máximo. Pero en casa, todo lo contrario, un cariñoso compañero.
Ellos se conocieron en la Universidad de Southern California. Katinka se transformó en una atleta de elite. Tusup, no. Pero para entonces ya tenía una relación sentimental consolidada, que no fue afectada por su vínculo deportivo, ya que se casaron en 2013.
Su "relación doble", de marido/entrenador y mujer/atleta, ha prosperado a pesar de que para su entorno sea un poco extraño. "He visto mucho comportamiento inadecuado. Los entrenadores son exigentes, pero él está a otro nivel. Da miedo", dijo la estadounidense Jessica Hardyal New York Times, que entrenaba con Katinka en Los Angeles.