Dicen que la última persona en la que piensas antes de dormir, es la que tiene tu corazón.

Ahí es donde está tu corazón.
Ahí es donde está tu corazón.

Un nuevo día, abres los ojos, te alistas para empezar las nuevas 24 horas. Suena la alarma, te metes a la ducha, te cambias, desayunas, todo de prisa. Sales, corres, llegas a tu lugar de trabajo/estudio/lo que sea, vives a mil por hora, parece que las tareas del día no terminan nunca, y no tienes tiempo de pensar en nada que no sea lo que tienes que hacer.

Empiezas a trabajar, miras a todos lados, tu celular no deja de sonar con los mensajes/llamadas de todos los grupos que tienes, con los pendientes que sabes que tienes que entregar más tarde, con audios de tus mejores amigas contándote algo gracioso, con fotos fuera de lugar que hacen que tu día se más divertido. 

Sales del trabajo, vas a tomar algo con tus amigos, al teatro, al cine, o comer. Ríes con todas tus fuerzas, tomas una cerveza y solo piensas en lo estresante que fue tu día y lo feliz que estás de que haya acabado. Caminas a casa tranquila, sola y con la música a todo volumen, llegas a tu hogar, te sacas la ropa, caminas descalza, tomas una taza de té/café/lo que sea.

Coges el celular para revisar los últimos mensajes del día, lo dejas. Te acuestas en tu cama y al voltear la almohada para dormir, piensas en él. Sí, la única persona que no fue parte de tu día pero que sin saberlo ocupa el 100% de tus pensamientos. Piensas en escribirle, pero antes de poner send al mensaje, lo borras. 

Pero lo sabes, al final todo se reduce a la última persona en la que piensas en la noche. Ahí es donde está tu corazón.