8 cosas que deberías empezar hacer y que tú yo del futuro te agradecerá
Nuestro futuro se basa en las decisiones que tomemos día a día.
Tú eres tu mayor inversión. Invierte en ti, sí, así como gastas mucho dinero en comprar cosas que no necesitas o en complacer al resto. Deja de tirar tu plata al agua y empieza a invertir en ti misma. Métete a cursos que sumen a tu carrera profesional, aprende nuevos idiomas, viaja para ganar experiencias, empieza a ejercitarte, encuentra hobbies que te apasionen, haz que tu dinero aporte a tu crecimiento como persona en todos los aspectos.
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Conviertete en tu mejor versión cada día. Sé quien eres todos los días, no te falles a ti misma, olvídate de las personas y comprométete a serle fiel a lo que crees y piensas. Haz que cada día sea un nuevo comienzo y sé tu mejor versión diariamente. Comprométete a no fallarte para que cuando veas atrás estés orgullosa de cada paso que diste.
Toma decisiones conscientes. Está bien equivocarse y fallar de vez en cuando, es parte de aprende y madurar, pero procura que tus actos hablen por ti misma, detente un poco antes de tomas una decisión que sabes que puede cambiar el rumbo de tu vida. Al final cada pequeña o grande desición que tomamos hace nuestro camino.
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Mira siempre adelante. Vas a caerte muchas veces y más de una vez vas a desear ir al pasado para cambiar algo, pero recuerda que retroceder nunca te va ayudar. El camino es siempre adelante, no gastes energías en aquello que no te va aportar.
Nunca dejes de aprender. La vida nos enseña todos los días y nunca vamos a saberlo todo. Tanto en lo profesional como en lo personal, no dejes de sorprenderte y ver el mundo con asombro. Toma todos los cursos que puedas, aprende idiomas, supérate y busca nuevos retos.
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Busca pequeñas metas. Cuando logres algo, busca otra meta y ponle fecha para lograr lo que te propones, sea conseguir un nuevo trabajo, terminar la tesis, comprar un departamento, trata que todo lo que quieras tengo pequeños plazos para que puedas ordenarte y realizar todo lo que te propones. Así, cuando mires atrás verás de modo tangible lo que lograste.
Sal de tu zona de confort. No le tengas miedo a los cambios, cuando lleguen atrévete a afrontarlos y hazlos tú misma cuando veas que la vida se hace monótona. Para crecer y madurar se necesitan sacudidas que te hagan salir de tu zona de seguridad. Cuando pasen los años vas agradecer no haberte quedado en al comodidad de lo seguro.
Genera buenos hábitos. Empieza a despertarte temprano, haz ejercicio, come a tus horas, lee, cocina tu propio alimento, programa tus actividades, encuentro tiempo para descansar, duerme a tus horas. No te quedes en tu casa cuando no tengas nada que hacer, sal a caminar, monta bicicleta o lo que más te guste. Invierte tu tiempo en lo que te haga feliz.