Lactancia materna: ¿Qué hacer si tienes fisuras y dolor en los pezones?
Dar de lactar es una experiencia hermosa, pero también puede ser dura. Si presentas fisuras en los pezones y te causan dolor, sigue estos consejos.
La lactancia materna no solo aporta todos los nutrientes que el bebé necesita durante sus primeros meses, sino que contribuye al vínculo con su madre y fortalece su coeficiente intelectual. Sin embargo, la experiencia de dar de lactar muchas veces no es fácil y puede afectar de manera física y mental a las mamás.
Según los especialistas, la lactancia debe ser un hábito que produce bienestar y relajación para la mamá debido a las hormonas estimuladas por la succión del bebé: la prolactina y oxitocina. Si, en cambio, causa dolor y llega a afectar la continuidad de la alimentación del bebé, llegó el momento de atender el problema.
Entre las dificultades que pueden aparecer al dar de lactar están las grietas en el pezón o areola. Al inicio se presentan como una escaldadura (pezón enrojecido), pero pronto se vuelven muy dolorosas y hasta llegan a presentar sangrado durante o después de las tomas.
¿Cómo tratar las grietas durante la lactancia?
Las grietas o fisuras en el pezón se producen por el roce de las encías y la lengua del bebé como consecuencia de una mala técnica al agarrar el pecho. Es importante tratarlas a tiempo para evitar el sangrado y reducir el riesgo de infección, además de otras complicaciones como la retención de la leche y mastitis.
Mientras existe la grieta, es clave cuidarla como a cualquier otra herida. A continuación, te contamos cómo prevenir y tratar esta afección:
1. Mantén la piel limpia y seca
La higiene es esencial para eliminar la contaminación en el área y prevenir infecciones, sobre todo cuando hay una herida. En este caso, puedes tratar las fisuras con duchas de agua tibia (el agua caliente irritará más la herida) y aplicando suero fisiológico. Asimismo, intenta mantener la zona del pecho cómoda y ventilada para evitar roces con el sujetador o tu ropa.
2. Usa tu propia leche
La leche materna tiene propiedades antiinflamatorias y antibacterianas, lo que puede ayudar a cicatrizar antes las heridas. Aplica un poco de tu leche en el pezón después de cada toma y déjala secar sobre las grietas.
3. Aplica una crema adecuada
Una buena pomada con provitamina B5 ayudará a proteger, hidratar y regenerar tu piel desde las capas más profundas, evitando la irritación. Nuestra recomendación es Bepanthen Baby® que además de tener provitamina B5 y ser libre de conservantes, contiene ingredientes de origen natural que formarán una barrera protectora en el área del pezón.
4. Mejora la posición del bebé al amamantar
Para dar de lactar, sostén el antebrazo cerca de tu cuerpo y apoya la cabeza del bebé en el pliegue de su codo. Recuerda que el bebé extraerá la leche moviendo la mandíbula y la lengua, por lo que será clave colocar suficiente pecho dentro de su boca. Es decir, el pezón deberá alcanzar la parte trasera de su boca mientras que las encías y lengua comprimirán la areola.
Por otro lado, evita que tu bebé use chupones o biberones hasta que la lactancia esté totalmente establecida. La manera en que se utilizan estos objetos pueden acostumbrarlo a mamar con la boca un poco más cerrada, alterando la técnica natural de lactar.
Lo ideal es continuar con la lactancia materna durante el tratamiento para reducir la posibilidad de detener la producción de leche. No obstante, tu bienestar es importante y puedes recurrir a otras opciones para continuar alimentando a tu bebé de la manera más óptima.
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